Al poco de salir a caminar desde el pueblo de Echagüe, Iontxo nos hace una foto a Alberto y a mi delante de un majestuoso robledal centenario.
El recorrido es espectacular. Atravesamos hayedos interminables y, por momentos, nos parece estar en los dominios de Robin Hood y los suyos. Parece un lugar muy fresco para refugiarse del calor en verano.
Desde la cima de Alaiz, se disfrutan de amplias vistas de la Cuenca. Mientras la cresteamos, vamos dejando a nuestra derecha el Perdón, San Cristobal y el cabezón de Echauri. Continuamos hasta la Peña de Unzué para luego bajar hasta nuestro punto de salida: Echagüe.
La etapa ha sido dura: unos 28 kilómetros, alrededor de 6 horas y varias cimas coronadas. Nos encontramos fuertes y preparados para enfrentarnos a la Trailwalker. Barcelona nos espera. ¡A por la hazaña!